miércoles, 10 de octubre de 2012

María Rozalén nos hace partícipes de su sueño en Galileo

Creo que me tomaré la licencia de hacer esta entrada con el corazón, con la alegría de un niño cuando le dan un juguete que llevaba muchísimo tiempo esperando, y al igual que en mi recomendación, solo puedo empezar diciendo que "por fin llegó el día". El sábado pasado María Rozalén cumplió uno de sus sueños e hizo felices a todos los que, valga la redundancia, nos hace feliz que ella lo sea.

Allí se plantó Rozalén, a las 22:00 horas, con un Galileo Galilei a rebosar de gente que la quiere y la admira, gente que la ha visto crecer, gente que ha seguido su camino y la ve llegar a una particular meta. Y digo particular porque en esa meta empieza la verdadera carrera, el comienzo de todo, lo que la llevará a un triunfo seguro. Yo apuesto por ella. Pero a lo que vamos.

Desde más de una hora antes del concierto la cola para entrar doblaba la esquina de Galileo, algo que yo no había visto nunca. "Ya veréis cuando lo vea María" o "Estoy yo más nervioso que ella" se oía en todos los corrillos que se agolpaban en la entrada. Ninguna de las personas que la quieren se querían perder esa fecha tan especial, la presentación de su disco. ¡María había prometido sorpresa y vaya si las hubo! Nada más entrar a la sala majorettes y marineritos recibían a la gente con piruletas. Además, el escenario estaba adornado con papel de flores y en las mesas efectos de luz hacían del ambiente algo muy especial.

Uno de los hombres disfrazados (¿de mensajero antiguo?) y un poeta cacofónico al que en algún concierto suyo ha invitado se encargaron de presentarla de una manera divertida. Especial como ella. Especial como la noche que teníamos por delante. Y salió María, radiante como nunca, con Para los dos sonando como nunca lo había hecho. Ella, su banda (nunca la había visto tan acompañada) y la buena de Bea, una amiga suya que interpreta las canciones con el lenguaje de signos.


Y así fue desgranando su primer disco, Con derecho a..., una verdadera joya. Saltan chispas, Las hadas existen, Susurros de papel (más bonita que nunca) y Comiéndote a besos fueron las siguientes en salir de la boca de María, que luchaba por no llorar y no podía ocultar su felicidad con la sonrisa de una niña el día de su cumpleaños. Su sueño se hacía realidad y gente de toda España había venido para verlo.


¡Pero es que además la niña también nos ha salido teatrera! Y apoyada por sus colaboradores recitó un poema que enmudeció a la sala. No era la primera vez que lo hacía, pero siempre sorprende y siempre gusta. Es muy mágico. En ese momento se quedó sola sobre el escenario, con su guitarra, haciéndolo como cada vez que toca en Libertad. Quiso recordar todas esas canciones que se han quedado fuera de su primer disco, las que le han traído hasta aquí. Mención especial a Llorona, en un claro homenaje a Chavela Vargas (¡gracias Chavela!)

Tras esto María hizo un repaso de todo lo que quedaba de Con derecho a... La divertida Cal y arena, con su guiño a Sara Montiel, la preciosa Alivio, que te remueve todos los sentimientos posibles y más en este ocasión, en la que una bailarina se subió a escenificar la letra, la mística y recién estrenada Levántate y la rompedora Bajar del mundo, inspirada por Road Ramos, con la que María se reinventa y se aleja de ese 'yo ñoño' que muestra el resto de sus canciones.


Su primer single, 80 veces, con el que la gente se vinó arriba, y la mítica Volver ponía fin al primer concierto de una muchacha que vino de Albacete para triunfar y ya tiene un disco que pasear debajo del brazo. Por cierto, vendió todos los que llevó a Galileo. Yo os recomiendo más sinceramente que nunca que no le perdáis la pista a María Rozalén. Formar parte de su historia, dejaos enamorar por ella, dejad que os haga feliz escucharla. La música está más viva que nunca y personas como María lo demuestran. Rozalén hace que blog como éste tengan sentido. No se puede estar más orgulloso de ella.

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